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Soy de las personas que piensan que todo pasa por algo, y hasta ahora no me he equivocado. Viajo porque me gusta, pero toda mi vida lo he hecho sólo, tan sólo de chico, un par de viajes que hice con mi familia, de resto, siempre he preferido moverme por mi cuenta.

Hay momentos en la vida que te llevan a buscar un lugar distinto, y en ocasiones la compañía de las personas te viene más que bien, se nos suele olvidar que de todo el mundo aprendemos algo distinto, que cada individuo te deja una enseñanza.

Llegue a Argentina hace un par de meses, después de emigrar de Colombia, llegue sólo, sin familia, pocos amigos, y buscando superar un montón de cosas que me habían estado pasando, por circunstancias de la vida se me presento la oportunidad de hacer un viaje grupal y me decidí, así caí por primera vez en un viaje de este estilo, y me subí al #PutiBus.

Decidí a ultima hora subirme al micro, en esos días, estaba enfrentando una situación familiar muy delicada a más de 5000 km de distancia, y realmente, sentía que necesitaba desconectarme.

Salí de la oficina a las 15 hrs aproximadamente, tomé el Subte, y me fui. Me baje en la estación de 9 de Julio e Independencia, salgo, y vi a mano izquierda a un grupo enorme de gente, dije para dentro, ¡Que gentío!

En mi brazo izquierdo tengo un mapamundi, amo viajar, conocer, vivir cosas nuevas, pero siempre lo he hecho sólo… La idea de irme en un micro con más de 30 personas me aterraba, llenaba mi cabeza de ideas extrañas, macabras, y abrumadoras, sobretodo porque nunca había viajado en grupo. Todos esos miedos se acabaron en el primer juego que hicimos, donde nos terminamos más que conocer los unos con los otros.

¡No conocía a nadie! Llegó el micro y comenzó todo el mundo a subirse… Aún recuerdo a La Roxy (nuestra entretenedora en el #PutiBus) molestando a todo el que subía con poses raras y besos en la mejilla, presentándose y dando la bienvenida al micro, el lugar que fue testigo de nuevas amistades, noviazgos, besos, secretos y muchas cosas más, pero, sobre todo muy buena onda, diversión y buenas vibras.

Íbamos al principio la mayoría callados, a la expectativa, cada quién en su mundo, yo sumergido en las cosas que tenia que resolver, como dicen acá, ‘los quilombos’ que tenía en mi cabeza en ese momento. Tras unos 30 minutos de recorrido, comenzaron a hablar. Empezaron a introducir el viaje y a explicar la dinámica del mismo, todo el mundo se comenzó a reír, con los chistes de Nico, nuestro coordinador, quien sin problema alguno entendió el código Gay al toque. La incertidumbre de todo el mundo comenzó a pasar, se comenzaron a hacer grupos de conocidos, todos se fueron presentando y haciendo caras para ver quien compartía con quien la habitación…

Tengo que resaltar qué en 26 años de edad, nunca me ha gustado viajar en micro, de hecho, fueron contadas las veces que lo hice, pero tengo que hacer énfasis, en que la cantidad de actividades que hicimos en el micro, hicieron que las horas de viaje, fueran más que llevaderas.

El viajar con personas que no conoces, en grupo, es una experiencia que nunca había vivido, puede ser completamente extraño, pero no me arrepiento. Hice vínculos con personas que nunca hubiese podido hacer de otra manera, conocí a aquellos que hoy en día comparten un gran significado en mi día a día, experimente en carne propia lo que es salir solo y regresar acompañado de un viaje.

¿Lo volvería a hacer? Es como el que come algo que le gusta, lo quiere repetir… Ya estoy planificando la próxima aventura.

Esta fue una aventura All-Gay y Hetero Friendly para Iguazú en Octubre 2019.

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